Más que comunicación
En muchas ocasiones hemos escuchado la frase “la primera impresión es la que cuenta”. Los psicólogos dicen que cuando vemos a una persona por primera vez percibimos su aspecto físico en un 55%, su tono y timbre de voz en un 38% y un 7% de lo que dice. Es decir, que si causamos una mala primera impresión, antes incluso de hablar, nos llevará mucho tiempo superar ese daño. No siempre hay segundas oportunidades para una primera impresión.
De ahí la importancia que en el mundo actual tienen cuatro conceptos que son claves a la hora de hablar de marcas corporativas: identidad, imagen, posicionamiento y reputación. Los cuatro están íntimamente relacionados, pero no son sinónimos, y es necesario entender el papel que juega cada uno de ellos en la gestión de una marca.
Ana Guirao es una experta en imagen de marca. En el XIV Congreso de Escuelas Católicas hablará de cómo comunicar y comunicarnos, de cómo crear marcas emocionantes, y nos hará tomar conciencia de que como instituciones e individuos vinculados a la Iglesia nos encontramos sometidos al escrutinio de la sociedad y hoy, más que nunca, debemos ser coherentes con lo que somos y lo que decimos, cuidar la doble vertiente de la reputación y el posicionamiento.
Las grandes compañías han comprendido algo que las instituciones de Iglesia siempre han sabido pero no han logrado trasladar: lo importante no es solo vender productos, es mucho más; es lograr que la marca sea reflejo de una historia que permita llegar a la mente de las personas, crear una relación estrecha y especial con sus interlocutores. Es decir, nuestra marca, la marca “escuelas católicas”, por ejemplo, tiene que ser algo más que un logo y una imagen; por supuesto, son dos aspectos a cuidar especialmente en el momento actual, pero además nuestra marca debe ser creíble, emocional, relevante, coherente, diferente… y muchas cosas más que explicará Ana Guirao.
Esta experta está convencida de que la comunicación es un elemento potenciador de la capacidad transformadora de nuestra acción, y de que no es responsabilidad únicamente de las personas que organizan la comunicación en una institución, sino que cada uno de nosotros tenemos que tomar conciencia de nuestro papel y de la responsabilidad de ofrecer una imagen lo mas coherente posible con la identidad de nuestra institución.
La Iglesia católica, como cualquier otra organización, debe contar con un plan de posicionamiento y reforzamiento de su imagen, que se debe actualizar permanentemente, y que implica contar con planes de comunicación y/o marketing dependiendo de las necesidades, y teniendo claro que el objetivo de la comunicación institucional no es solamente proteger, aumentar la imagen y prevenir posibles crisis, sino también establecer relaciones de calidad y fortalecer el sentido de comunión y pertenencia.